Abrazar tantos sueños
es vivir con el alma
pendiendo del cielo
sin llegar nunca a nada.
Yo lo sueño y tú lo vives
pero para mí no alcanza,
tú, ladrón invisible,
estás sacudiendo mi almohada.
Cuando creo ya tenerte
y la penumbra se apaga,
como en un cuento inerte
con tu bolsa te escapas.
Y te llevas todo eso
que para ti guardaba,
con tu sonrisa y un beso
y otra vez me queda nada
de tan trabajados sueños
y mi corazón en llamas.
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