lunes, 30 de mayo de 2011

LA ESPERA

Te espero en silencio
de días callados
viviendo los días
con ojos cerrados.
No quiero las luces
ni rostros mojados
ni ahogar mil lamentos
tragándome años.

Te espero en silencio
escucho tus pasos
se acercan y espero
que alcances mi mano.
No veo tu rostro
y quiero imaginarlo
pero te me borras
con tiempo lejano.

Te espero en silencio
pero no has llegado
mi cuerpo se queda,
mi alma se ha marchado.
No quiso quedarse
postrada más años
esperando días
que nunca llegaron.
Te esperé en silencio.
Te sigo esperando...

TU MANO EN MI CINTURA

Tu mano en mi cintura
es un pasaporte al cielo,
un viaje hacia las nubes
invitándome al encuentro.

Tu mano sobre mi rostro
ya me sabe de memoria
acalla mis rojos labios
y si hay lágrimas las borra.

Tu mano sobre mi hombro
me da apoyo y firmeza
el saber que estás al lado
que acompañas en la espera.

Tu mano sobre mi espalda
me empuja hacia la vida
me anima a cruzar las puertas
y me muestra la salida.

Tu mano sobre mi cuerpo
me lleva a otros caminos
lejos del mundo y de todos
cerca de tu corazón, mío.

Tu mano en mi cintura
es un pasaje de ida
que me invita a la aventura
de vivir juntos la vida.

LO MEJOR (Cuento)

Lo mejor... eran las palabras que habían quedado retumbando en su cabeza, qué fue lo mejor? fue la pregunta que le hizo cuando terminaron y todavía seguía buscando la respuesta.
No podía precisar o decidir qué había sido.
Después de tanta abstinencia de amor, de cariño, de caricias, la había hecho sentirse nuevamente mujer y aunque nadie esperaba ya una respuesta, era la conclusión, el cierre a esa relación que intentaba definir.
Recordó las frases balbuceadas en su oído, acompañadas de miradas cómplices.
Saboreó sus besos, tímidos al principio, sólo un roce suave de sus labios que con el tiempo se convirtieron en palabras silenciadas, en respiración agitada.
Sintió estremecerse su cuerpo al recordar sus manos fuertes y cuidadosas recorriéndole el cuerpo o acomodándole el cabello en su espalda.
Rescató a su corazón del intento suicida por salirse del pecho al revivir los momentos de placer.
Pero ahora sólo guardaba eso, momentos.
Seguía sin encontrar la respuesta, como un acertijo, dándole vueltas.
Es que no era nada específico, pero era todo a la vez, divisar una silueta semejante, un perfume, una melodía o la proximidad de las agujas a la hora señalada, era la situación, todo lo que había entre sus brazos, volver a sentir...  respirar vida.
Todo eso era lo que la había hecho atreverse a abrir una puerta y lo mejor, haber dejado la puerta abierta.

viernes, 27 de mayo de 2011

MI ESPACIO

Mi espacio, mi tiempo
a dónde han quedado?
los busco y no encuentro
vacío, callado.

Las horas pobladas
de risas y extraños
niños ya crecidos
tiza en mis manos.

Se acortan mis días,
se achica mi espacio,
se escapa mi tiempo
dueño de otros años.

Horas de otra gente
que esperan mi mano
contarme sus días
de inviernos pasados.

Me quedo en silencio
restando al descanso
tiempo de mi sueño
para hallar mi espacio.

jueves, 26 de mayo de 2011

LA MIRADA EN EL ESPEJO (Cuento)

La seguía con la mirada por el gran espejo que recorría el espacio, sin que ella supiera, sin que lo notara.
Ella siempre sencilla, arreglada "en composé". Él no dejaba escapar ningún detalle, cada horario en que coincidían lo vivía como una cita.
Si por casualidad cruzaban sus ojos, ella bajaba la vista, como un rito repetido cada vez que un hombre la miraba, a él parecía iluminársele el día.

Ella modosa, reservada, siempre con un par de amigas, aceptada por su entorno sin ser la más buscada, requerida o nombrada.
Él arrollador, extrovertido, siempre rodeado de mucha gente y un par de "amigas", estaba en boca de todos y siempre consultado para la decisión final.
No podría precisar cuándo fue que las cosas cambiaron, quizás cuando comenzó a notar esa mirada pegada a su cuerpo o su reflejo, todo el tiempo...
Puede que al principio se sintiera incómoda, luego pasó de inspirarle confianza en sí misma a atreverse a sostener una mirada.
No pudo dejar de notar el cambio, enloqueció. Era verla y sentir marabuntas corriendo por sus venas, cruzar las miradas le detenía el corazón, dejándolo sin aliento y cuando ella no quitaba la mirada sentía que se consumía en una hoguera de placer.
Un día se toparon de casualidad, ella tenía la blusa un poco más desabrochada que de costumbre. Sus suaves labios se arquearon en una dulce sonrisa. Él quedó allí paralizado, sin poder pronunciar palabra. En ese momento la imaginó de mil formas, pero apenas giró para verla alejarse.
Ella retomó su camino y se sintió lista para conquistar al mundo.

EQUILIBRIO

Buscando el equilibrio
recorro estas calles,
es pedir o querer mucho
dejar que el alma estalle?

Buscando el equilibrio
voy recorriendo mi vida
acertando algunas chances
dando gracias cada día.

Buscando el equilibrio
entre tu vida y la mía
entre el trabajo y la euforia,
la vocación y el día a día.

Desbalance y equilibrio,
divergencia y armonía
quiero todo, más no puedo
abrazar todo en la vida.

SABOREANDO RECUERDOS (Cuento)

Embarcados en la aventura, todos habían colaborado, a su manera, en los preparativos de estas vacaciones. Después de siete años de estar en una situación un poco apretada y sin un merecido descanso, llegó el afloje. Lograron dos ingresos, se compraron el auto y hasta podían disponer de unos días en familia de relax.
No tenían que correr con gastos de hotel, lo que hubiera sido una ofensa para su tía que los esperaba ansiosa desde recibida la noticia.
El viaje era largo, como mil kilómetros y con dos infantes en la parte posterior para atravesar a lo ancho el mapa nacional, sólo atreverse era una aventura, llegar, casi un milagro.
El rally partió desde Santa Fe con destino a Mendoza, tierra del sol y del buen vino, como enseña el arco de ingreso a la provincia.
Atravesamos toda la geografía, primero las vastas llanuras verdes, llenas de girasoles en mi niñez, con loros en bandadas levantando vuelo, asustados, a nuestro paso, ahora verdes de soja aún sin cosechar.
De tanto en tanto, atravesamos pueblos con nombres que parecían robados a la familia del lugar y volví a sonreír al recordarlos.  Iba  señalando en el mapa el camino correcto, esta vez, de copiloto, miré a mis hijos y me vi sentada en medio con pocos años. Miré a mi marido, concentrado y con el seño algo fruncido, una pompa rojiza despegaba del horizonte y  empezaba a molestar, le alcancé los lentes y preparé el mate.
Después de un rato, cambió el paisaje y el acento de la gente. En la estación de servicio hicimos nuevamente la ronda sanitaria y, como había llovido el día antes, pregunté si habría problemas para cruzar el puente de Río Cuarto como otras veces, pero no, la sequía este año no permitía ni crecer el pasto, imposible un desborde.
Otra vez andando, el panorama se puso más interesante con cada curva y contra curva para ingresar y salir de cada pueblo, parecían cuentas de un rosario a lo largo del asfalto, chiquitos, de a montones pero equidistantes entre ellos. Ni figuraban en el mapa, pero era la ruta correcta.
De la canasta acertadamente acondicionada ya habían salido yogures, masitas, mate, bizcochos, agua, facturas, gaseosa y algún caramelo, masticable para los de atrás, mentolados para los de adelante. Pero aún quedaban provisiones y camino por recorrer.
La parada para almorzar llegó en Villa María, casi un trámite, para no perder tiempo. Vuelta al auto, los chicos se durmieron, lo que agradecí como sobremesa. Le ofrecí café a mi marido para mantenerlo atento ya que la digestión empezaba su lento proceso y la modorra mezclada con un baño de luz aplastante, eran el coctel perfecto para un sueño.
El paisaje se tornaba más árido y monótono. La conversación se espaciaba. Puso música suave de esa para apaciguar a las fieras y me desvanecí.

La reducción de la marcha me despertó, estábamos en el arco de ingreso a la provincia de Mendoza y un par de autos, adelante, marchaban a paso de hombre para pasar el puesto de control. Eso estaba igual, el arco, el comedor y la gomería, parecían una fotografía, siempre en el mismo lugar, siempre sin refaccionar, detenido en el tiempo, un paréntesis en la historia que no hecha cuenta al cambio de almanaques.
Después de eso, otra vez la aridez. El sol parecía conocer esa línea imaginaria que se traza en los mapas escolares, otro brillo, otro ángulo, igual de árido pero distinto, otro aroma.
Alcancé a ver algo que se movía sobre la terracota semi cuarteada, arenosa, que no pude distinguir. Acudí al registro, allí tenía en el haber una parada antigua, obligada que nos detuvo y pude recordar que eso que se movía podía ser un escarabajo gordo y negro que luego de un tramo escarbó hasta esconderse o una araña, esas de patas largas que corrió perdiéndose confundida en el horizonte.
Los marrones empezaban a humedecer y mezclar con verdes nuevamente. El sol ya no latigaba, más bien acariciaba las siluetas y empezaba a dibujar largas sombras.
Los viñedos no tardaron en aparecer, mezclados con frutales en perfecta escuadra, parecían tableros de ajedrez.
Con pena pasamos de largo el acceso viejo, la autopista dejó a un costado la larga alameda de San Martín de los Andes. De ahí en adelante nada era conocido, excepto la postal de fondoque, distraída manoteando álamos en mi mente, no sé cuándo apareció. Los picos se mezclaron con las nubes formando una circunvalación de altura, poniendo punto final a los caminos.
Aceleré la búsqueda en la cartografía para no errar la bajada de la autopista. Ya no había siluetas estiradas, no queríamos llegar de noche, ni impacientar a nadie de los que esperaban, acá a nuestro arribo, allá a los que quedaron y en el auto a los chiquis que demasiado bien lo habían llevado.
La sonrisa amplia de la tía, en la puerta, indicaba el fin del viaje. Largos y sentidos abrazos y alguna lagrimita de alegría, de emoción.
Nos acomodamos y esa noche descansamos temprano.
Las primeras luces que sorteaban la hendija de la persiana formando una línea de luz en el piso lustroso que se reflejaba con destellos en el ambiente abrieron mis ojos y mis sentidos.
Había aroma a desayuno recién preparado que se mezclaba entre café, té de hierbas y  leche tibia. Sobre la mesa pan fresco, facturas y galletas. La pava comenzaba a silbar. Mi tía apagó el fuego y aclaró –no sabía qué iban a querer para desayunar- a la vez que acercaba a la mesa manteca, mermelada y dulce de leche. La exuberante mesa, nada tenía que envidiarle a un desayuno americano de hotel, descontando las manos amorosas que lo habían preparado.
La mesa fue llenándose de ruido, risas, anécdotas, mensajes de los de “allá” y entre todo se nos pasó fácil media mañana.
Hicimos unos llamados para coordinar con los primos los encuentros y entre medio haríamos los paseos y excursiones programadas a las bodegas, el parque San Marín con el cerro de La Gloria y el zoológico, el centro y el Cristo Redentor.
Ya estábamos recorriendo las calles con sus resplandecientes veredas enceradas y la canción permanente de sus acequias.
Empezaba a saborear mis recuerdos.

EN CERO

Pongamos la vida en cero
y arranquemos poco a poco,
sé mi caballero armado
que me rescate de todo.

Pongamos la vida en cero
sana mi corazón roto,
construyamos nuevos sueños
y vivámoslos a todos.

Pongamos la vida en cero
en el altar, frente a todos,
para comenzar de nuevo,
para hacerlo a nuestro modo.

Pongamos la vida en cero
aunque ya haya dos hijos
que lo merecen todo
y por ellos te lo pido.

Pongamos la vida en cero
porque la vida quiero darte
y quiero que me des tu vida
porque mi corazón quiere amarte.

SER TU AMIGA

Cómo puedo ser tu amiga
si ni se ya lo que siento
de tanto que te quería
tengo un vacío aquí dentro.

Cómo puedo ser tu amiga
después de lo que vivimos
después de las nueve lunas
que dos veces compartimos.

Cómo puedo ser tu amiga
si apuñalaste mi alma
si destrozaste mi vida
si quebraste la confianza.

Cómo puedo ser tu amiga,
dónde escondo lo que siento
a quién le regalo mi vida
cómo espanto tanto miedo.

TE MARCHASTE

Porqué nos dejaste si dices no hay nadie,
no miras mis ojos ni puedes jurarme,
tal vez porque sientes que yo se de alguien,
que mi corazón me dice que sabe.

De presentimientos no puede uno guiarse
pero tú me esquivas, no quieres hablarme
te escapas corriendo, no quieres tocarme
llegas con apuros para no quedarte.

sabes, me molestan, quieren que te ladre
yo ya me di cuenta que quieren robarte
sacarme del medio para no molestarle
porque estoy muy dentro, donde no hay más nadie.

Dónde quedó todo lo que me llevaste
tus cartas pedían no vaya a dejarte,
me quede a tu lado sólo para amarte
y hoy me encuentro sola, tú te marchaste.

INTENTANDO OLVIDAR

Tratando que pase el tiempo
intentando no pensar,
sacando lo que está dentro,
estoy intentando olvidar.

Tratando que pase el tiempo
alejando tu mirar,
inventándome otros sueños
que no sean realidad.

Tratando que pase el tiempo
voy buscando otra salida
copiándome en lo que tengo
sin sentir, no hay heridas.

Tratando que pase el tiempo
aprendiendo de tu vida,
aprendí a sentirme libre,
aprendí a sentirme viva.

PAPÁ (Prosa)

Papá es el héroe que todo lo consigue, que todo lo arregla, que no baja los brazos ante las dificultades...
todo lo soluciona.
Papá es la fuerza, es el empeño del trabajo del diario vivir por conseguir las metas y los sueños...
todo lo consigue.
Papá es el pilar, es el sostén del hogar, de la familia, a quien se acude para todo...
todo lo sostiene.
Papá es la alegría, es la aventura que cruza por la puerta de la vida armando la ilusión de cada día...
todo lo moviliza.
Papá es el consejo, es estar a tu lado todo el día, toda la vida, no sólo cuando se necesita...
no hay que llamarlo.
Papá es el apoyo, es la palabra a tiempo antes de que algo suceda, la mano en el hombro...
no una lágrima tarde.
Papá es el título para compartir con la otra parte que te hizo poseerlo para siempre...
no para el festejo.
Papá es una parte, una parte de algo indivisible, es parte de una familia, es parte de un todo, es parte de una mesa, es parte de una cama, es parte de los muebles, es una parte de la casa, es una parte en la vereda, es una parte en la plaza, es parte de un paseo, es parte de un domingo, es una parte en el corazón, es una parte en la vida.