jueves, 1 de septiembre de 2011

EL OTOÑO DE LA VIDA

Ni siquiera llamaste a mi puerta...
En un abrir, te ganaste por ella,
te instalaste con todo y maletas
antes que pudiera darme cuenta.

Me asentaste en el pelo y en el rostro
en las curvas del cuerpo te quedaste,
en la voz que fue llenándose de aplomo,
en paciencia de los años que ya noto.

Hace tiempo me dejó la primavera,
el calor del verano cuajó el fruto.
Que el frío del invierno no me llegue,
la sangre no me hiele, no hay apuro.

El otoño de la vida llegó a casa
y pretendo saboreármelo de a poco,
ya los frutos se soltaron de sus ramas,
ya no junto flores nuevas en manojos.

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