Lo mejor... eran las palabras que habían quedado retumbando en su cabeza, qué fue lo mejor? fue la pregunta que le hizo cuando terminaron y todavía seguía buscando la respuesta.
No podía precisar o decidir qué había sido.
Después de tanta abstinencia de amor, de cariño, de caricias, la había hecho sentirse nuevamente mujer y aunque nadie esperaba ya una respuesta, era la conclusión, el cierre a esa relación que intentaba definir.
Recordó las frases balbuceadas en su oído, acompañadas de miradas cómplices.
Saboreó sus besos, tímidos al principio, sólo un roce suave de sus labios que con el tiempo se convirtieron en palabras silenciadas, en respiración agitada.
Sintió estremecerse su cuerpo al recordar sus manos fuertes y cuidadosas recorriéndole el cuerpo o acomodándole el cabello en su espalda.
Rescató a su corazón del intento suicida por salirse del pecho al revivir los momentos de placer.
Pero ahora sólo guardaba eso, momentos.
Seguía sin encontrar la respuesta, como un acertijo, dándole vueltas.
Es que no era nada específico, pero era todo a la vez, divisar una silueta semejante, un perfume, una melodía o la proximidad de las agujas a la hora señalada, era la situación, todo lo que había entre sus brazos, volver a sentir... respirar vida.
Todo eso era lo que la había hecho atreverse a abrir una puerta y lo mejor, haber dejado la puerta abierta.
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