Ya se siente en el aire
el aroma de los sauces exudando.
No sé si es la lluvia o es el río
que los mecen en leves abanicos.
Con sus brazos vencidos de nostalgia
pareciera quebrárseles el alma,
con sus dedos haciendo remolinos
en la arena y a la vera del camino.
Los rayos pasando por su esencia
transparentan su verde melodía
que deja oírse solamente
a quienes en su sombra yacieron algún día.
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