Me iré a descansar a mi refugio.
A veces la contienda me deja sin aliento,
así es como me siento ni vencida, ni vencedora,
sólo sin fuerzas.
Juntaré mis partes desperdigadas
una vez más.
Dejaré por tierra mi armadura y vestiduras
a verme el cuerpo malherido,
beberé mi propia sangre y lameré mis heridas,
como si esa fuera buena medicina.
Me miraré al espejo pero no veré mi alma
que escapa a todo juicio.
Correré desnuda por los pasillos
para dejar atrás cualquier atisbo de nostalgia
desprendiéndome del lastre que me retrasa.
Y cuando mi cuerpo sano huela a deidad
saldré a buscar nuevas batallas.
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