Pidiendo la nueva vida
con brazos clamando al cielo
la indiferencia se escurre
encharca en su raíz, el suelo.
El viento pasa a su lado
ni lo nota, pasa presto
solo aminora su paso
sintiendo rasgar su velo.
Áspera quedó su corteza
escarpada de frío y años,
tal vez no llegue a la aurora
que le devuelva el verano.
Le hiere el olvido el alma
ya nadie busca su amparo,
la alondra buscó otro abrigo,
llora su savia brotando.
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