Alma
mía que deambula en esta vida
por
las calles infinitas de ironía;
quiere
bien, pero no es igual querida,
llora
sola en rincones escondida.
Alma
mía que paciencia conservaste
ante
tanta desidia repetida
hoy
te duele el esfuerzo que empleaste
para
que fuera impíamente resistida.
Alma
mía que guarda la esperanza
de
saberse alguna vez comprendida
apenas
solloza, lamiéndose heridas
guardando
su esencia, anticipando la huida.
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