Tu rostro entre mis manos,
quién podría
tus labios en los míos,
qué ironía.
Poder
llegar a complacerte
quedarme
viviendo tu presente.
Caminas los pasillos
lentamente,
desvelos
que se enredan en mi mente.
Lujuria de ansiedad
ya conocida
anclándose de nuevo
en mi vida.
Castigo de soñarte
y no tenerte
queriendo
ser tuya para siempre.
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